Salud y Bienestar
24/06/2019 16:15:34


Guarda tu voz para cosas mejores ... como la enseñanza real.

¿Cómo dejar de gritar en clase?

¿Cómo es que algunos maestros parecen ser capaces de manejar sus aulas sin necesidad de levantar su voz? ¿Es algún tipo de magia? Sabemos que los niños no reaccionan positivamente a los gritos y que, gracias a los recursos con los que contamos, ya no hace falta levantar la voz. Acá compartimos algunos tips nuevos porque sabemos que lo que funciona en la clase esta semana, la que viene ya será noticias viejas y tendremos que seguir probando nuevas cosas. 




1. Respuesta corporal o verbal

Cuando estemos pidiendo silencio podemos decir en voz baja 'Si puedes escucharme, toca tu nariz. Si puedes escucharme, cruza los brazos. Si puedes escucharme, pon tu mejor cara de profesor, etc." Después de los primeros, todos los estudiantes escuchan atentamente para ver cuál será la siguiente consigna. Mejor aún con los más peques hacer esto mismo con voz cantada. 

Las palmaditas son otra alternativa divertida. Cambiando el ritmo y la secuencia de las palmadas, los niños se divierten intentando copiar los patrones. Es un buen momento también para ver lo buenos que son copiando los ritmos más difíciles


2. Enséñeles a responder a las señales de las manos. 

Utilizar el lenguage corporal es una buena manera de evitar raspar la garganta. Lo mejor es utilizar alguna seña que tenga un sentido neutral, ya que pedir silencio no es un acto negativo. Puede ser hacer una T extendiendo los brazos hacia el costado, ponerse un lápiz sobre la cabeza, tocar el suelo, cualquier acción concreta que no necesite verbalización.


3. Apaga las luces.

Esta es otra estrategia de enseñanza clásica. Deja de gritar y simplemente apaga las luces, ahí solo queda esperar con calma a que hagan silencio.


4. Controlar los niveles de ruido con una aplicación.

Es hora de dar la bienvenida a las aplicaciones de monitoreo de ruido en el aula. ¡Elija un nivel de ruido aceptable y deje que la aplicación haga el trabajo! Muestre el medidor de ruido en la pantalla del aula para ayudar a los niños a controlar su propio nivel de ruido. Si no pueden mantenerse en silencio, la aplicación les avisará con un timbre u otro recordatorio. Hay múltiples aplicaciones gratuitas de monitoreo de ruido por ahí; nos gusta el medidor de volumen de Classcraft y las muy populares Bouncy Balls. 


5. Cuenta hacia atrás para silenciar (o configurar un temporizador).

Darle tiempo a los niños para que pasen de una actividad a otra, en lugar de esperar un silencio instantáneo, puede ser útil. Contar en voz baja hacia atrás desde 10 durante los tiempos de transición, les da a l@s alumn@s el tiempo suficiente para organizar el material de trabajo y prepararse para la siguiente actividad. Quien no esté en su lugar luego de estos segundos, tendrá que cumplir una consecuencia (traer un poema para leer a la clase, recitar un trabalenguas, resolver una operación matemática, etc).

Los teléfonos móviles tienen en general un temporalizador que permite hacer lo mismo sin tener siquiera que usar la voz, avisa con un pitido cuando es momento es estar en silencio preparados para la siguiente actividad. 


6. Recompensar a los tranquilos.

Comienza a agradecer a los niños que te escuchan y te están mirando. En un tono de voz normal, di: 'Gracias, Juan, por ser el primero que está listo para escuchar. Gracias, Bea, por estar lista para escuchar ". A ell@s les ENCANTA ser l@s primer@s en recibir una mención positiva.

Otra buena técnica más lúdica para alcanzar el silencio es enseñar las "palabras claves". Cada vez que la clase está muy ruidosa, utilizandola voz normal de charla, el/la docente dice "la palabra clave es ____________...". Los alumnos que la escucharon la dicen en el oído a la profe y suman un punto para alguna recompensa. Antes de que termine la clase, la recompensa será otorgada a quien tenga más puntos. Puede ser llevar un libro de la biblioteca, elegir alguna canción para que suene mientras guardan sus materiales, ser quien reparte el material, etc. 


7. Habla más bajo, no más alto.

Se necesita un esfuerzo consciente para hacerlo, pero después de un tiempo se convierte en un hábito. A veces es mejor simplemente quedarse en silencio y esperar. Conozco el caso de una colega que tuvo la paciencia de acero luego de una clase que se negó a hacer suficiente silencio como para dejarla enseñar: se quedó en silencio durante una semana. L@s alumn@s se dieron cuenta de que leer La Odisea sin ayuda de la maestra no era la mejor idea, así que ellos lograron trabajar en un clima tranquilo durante las siguientes clases



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